sábado, 23 de enero de 2010

Fallece un hombre ahogado al intentar salvar su perra


El cadáver de Carmelo Marín, de 59 años, fue encontrado ayer en la pedanía de Leiva, junto al bastón con el que trató de rescatar al can

Un mal resbalón sobre el plástico que recubre su balsa de riego acabó ayer con la vida de Carmelo Marín Jiménez, un vecino de la pedanía de Morata de 59 años. Su cuerpo, flotando sobre las aguas, fue localizado por uno de sus vecinos, que avisó al 112 y a la Guardia Civil. Junto al cadáver, los agentes hallaron también el de su perra de caza, un ejemplar de podenco de color canela, que también pereció ahogada en la balsa que riega los terrenos de la casa que el agricultor poseía en el paraje de Los Blanquizares de Leiva, a tres kilómetros del Puerto.
Según las primeras hipótesis, el cariño de Carmelo por su perra pudo ser el desencadenante de esta tragedia. Y es que junto al fallecido se encontró una garrota de pastor, que al parecer había usado para tratar de sacar de la balsa al can. La humedad sobre el plástico que recubre la alberca pudo precipitar la caída del hombre al agua. No logró librarse de la trampa mortal. Fueron los bomberos los que sacaron los cuerpos de ambos, que quedaron tendidos uno junto a otro en la finca agrícola. Una sábana cubría el cadáver de Carmelo, pero la perra mostraba a vecinos y curiosos su vientre hinchado por el agua.
Casado y con una hija, Carmelo pasaba gran parte de su tiempo en esta casa de campo, situada en una zona rural de Leiva. Sus vecinos lo califican como «un hombre tranquilo y coloquial», que disfrutaba del campo y que estaba dedicado casi por entero a cuidar de la finca, rodeada de nuevas edificaciones y situada en una ladera junto a la rambla de Las Moreras. Carmelo era muy aficionado a la caza y poseía el animal desde hace ya varios años.
En la puerta de la verja de su propiedad se encontraba una furgoneta blanca, cargada aún con diferentes utensilios, y que es la que utilizaba para trasladarse desde su casa en Morata a la huerta familiar. Allí cultivaba tomates y lechugas.
La noticia de su fallecimiento ha supuesto un tremendo mazazo para su familia, sobre todo para su esposa, quien según los vecinos venía arrastrando desde hace meses una depresión. Sobre las 16.30 horas, el juez levantó el cadáver, que fue traslado al Instituto Anatómico Forense de Cartagena, donde se le practicará la preceptiva autopsia. La finca donde se encontró el cadáver está rodeada de nuevas viviendas rurales que han ido construyéndose como segunda residencia.

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